Encontré a Cristo en el Corán

“Ve y lee la escritura”. Por aquel entonces Mario Joseph estaba bastante perdido. «Trabajaba en una mezquita como imán, pero ya intuía dentro de mí que Cristo era más que un hombre, más que un profeta. Y, sin darme mucha cuenta, ya me estaba enamorando de Él. Me convertí en alguien con una doble personalidad, por dentro era de una manera y por fuera de otra. No encontraba descanso, no tenía paz».

Un día tomó el Corán y rezó: «Alá, por favor ¡dime a quién debo aceptar, a Mahoma o a Jesús! Abrí el Corán y me encontré con el capítulo 10, versículo 94: “Si tienes alguna duda acerca de lo que te hemos revelado, pregunta a quienes, antes de ti, ya leían la Escritura. Te ha venido, de tu Señor, la Verdad. ¡No seas, pues, de los que dudan!”.El Corán dice: “Ve y lee la Escritura”. Por eso yo me decidí a leer la Biblia. Ahora decidme, ¿quién me hizo cristiano? Así que los que me culpabilizan por mi conversión ¡que le echen la culpa al Corán!».



Mario continúa contando cómo un día iba en el autobús y se sentó al lado de una monja católica. Ante la avalancha de preguntas que le hizo, esta le remitió a un sacerdote que vivía en un centro donde se realizan retiros espirituales. «Cuando llegué allí le dije al sacerdote: “Quiero estudiar la Biblia”. Y me dijo: “Tú eres imán, ¿por qué vas a querer estudiar la Biblia?”. Y le dije: “Mi Corán me dice que lea la Biblia”, así que me incorporé a la Escuela de Biblia. Yo llevaba mi gorro de musulmán, mi barba de musulmán, mis vestidos de musulmán, ¡igual que Bin Laden! Entonces, el sacerdote leyó algo de la Biblia (Jn 1,1): “Al principio ya existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios”. Y después leyó el versículo 12: “La Palabra se hizo carne”. Inmediatamente yo grité: “¡Eurekaaa!”. ¿Sabéis por qué? Porque mi Corán dice que Jesús es la Palabra de Dios y la Biblia también, así que dije: “¡Necesito ambos libros porque los dos dicen algo verdadero!”. En pocos minutos escuché otra palabra de la Biblia (Jn 1, 12): “Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios”. Escuchando esto me puse muy contento, porque el Corán dice siempre de Alá: “Yo soy vuestro amo, vosotros sois mis esclavos”. Pero el esclavo no puede amar al amo ni el amo puede amar al esclavo. Yo no quiero que nadie me llame esclavo, así que inmediatamente pensé: “No necesito un dios que me llame esclavo. Jesús, ¡te necesito a Ti! porque quiero llamar a Dios ‘papá’”. Me di cuenta de que el creador de todo este Universo ¡es mi padre! y ¡un padre que me ama! Inmediatamente me llené de una gran paz, se me fue el miedo, la tensión, las preocupaciones. Como un niño pequeño que confía en su padre y en su madre, así podía yo confiar en Dios».
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